Cuando Joseph Daniel-Hoste va a trabajar, solo piensa en que alguien pueda quedarse sin dinero. No él, sino sus clientes.
Joseph es director ejecutivo interino de Crossroads of Michigan, una organización sin fines de lucro que ayuda a familias de bajos recursos a obtener alimentos, ropa, capacitación laboral y servicios médicos. Sin embargo, mientras ayudaba a otros a superar sus deudas, él mismo se estaba hundiendo poco a poco en las suyas.
“Como le pasa a muchas personas, fue algo lento e incremental”, cuenta. “Una compra aquí, un proyecto allá, y uno se dice: ‘Lo voy a poner en la tarjeta y después lo pago’. Pero llega un punto en que las facturas son tan grandes que lo único que podía pagar era el mínimo.”
Dos soluciones que definitivamente no funcionaron
¿Qué hizo Joseph? Algo que sabía que no debía hacer: “Abrí otra tarjeta.”
“Todo fue incremental,” explica. “No fue una caída repentina. Fue un descenso lento, paso a paso. Y de pronto me encontré en el fondo, totalmente abrumado… y con un salario de una organización sin fines de lucro.”
Después intentó solicitar un préstamo de consolidación de deudas.
“Pero no fue una opción viable para mí”, dice. “Mi puntaje de crédito había bajado bastante por tantos gastos con tarjetas. Mi uso de crédito era muy alto. Mi relación deuda–ingresos estaba totalmente desbalanceada.”
Con un puntaje de crédito bajo, no podía obtener un préstamo con intereses bajos. Le quedaba otra opción, y esa fue “un punto de inflexión”.
La llamada a Consolidated Credit
Joseph conocía a un cliente de Consolidated Credit que había tenido una experiencia excelente. Pero él mismo evitaba hacer la llamada por una razón. Una emoción:
“Lo que más sentía era vergüenza, para serle completamente sincero.”
Le parecía irónico por dos motivos:
- “Dirijo una organización con un presupuesto operativo de un millón de dólares y la mantengo estable. ¿Y no puedo mantener mis propias finanzas a flote?”
- Él trabaja en un programa contra la pobreza y siempre les dice a sus clientes que no deben sentir vergüenza por su situación.
“El estereotipo sobre la pobreza es totalmente erróneo”, comenta. “Las personas que viven en situaciones de pobreza son, muchas veces, quienes más trabajan. Nadie se levanta por la mañana diciendo: ‘Quiero vivir en la pobreza’ o ‘Voy a vivir del sistema’. Yo veo todos los días a personas desesperadas por salir del ciclo.”
Ahora le tocaba a él salir del ciclo. Y Consolidated Credit lo hizo posible.
“Cuando finalmente llamé, no esperaba el nivel de apoyo personal que recibí”, recuerda. “Llegué a Consolidated Credit con el corazón pesado… y con unos 10,000 dólares de deuda. El proceso fue claro, compasivo y dirigido por un equipo de profesionales que entendían tanto la carga emocional como la financiera. Escucharon mis inquietudes con empatía y me dieron un plan concreto.”
Ese análisis de deudas gratuito con un consejero de crédito certificado le cambió la vida.
“Una vez que hablé con la consejera, lo primero que hizo fue asegurarse de que yo no me sintiera avergonzado y decirme que no había hecho nada malo”, señala. “No había fracasado como adulto. De hecho, era todo lo contrario: estaba enfrentando mi problema.”
Su nueva realidad financiera
Eso fue hace tres años. El año pasado, Joseph compró una casa. Y hace dos meses terminó el programa de manejo de deudas de Consolidated Credit.
Desde entonces, ha aplicado lo que aprendió:
“Estoy controlando mi presupuesto y he agregado pagos adicionales a mi hipoteca”, comenta. “¡Y ya me he ahorrado 79,000 dólares en intereses!”
Joseph también comparte la educación financiera que recibió con sus propios clientes.
“Lo que veo todos los días en mi trabajo es que muchos estamos a un solo cheque perdido o a una mala decisión de necesitar ayuda en mi agencia”, explica. “Por eso estamos iniciando un programa de seminarios educativos para llevar estos conceptos financieros a quienes más los necesitan.”
Y todo comenzó con esa llamada a Consolidated Credit.
