Aaron H. nunca sabrá quién robó sus cheques del Seguro Social (dos veces) y vació su cuenta de ahorros. Solo sabe dos cosas.
Primero, perdió $10,000 que nunca recuperará. Segundo, en el internet nada le garantiza seguridad.
“Como con cualquier cosa en Internet, aunque tengo Norton Antivirus y otros programas para proteger mi información en línea, estos hackers y estafadores encontraron la manera de saltarse todo eso”, dice Aaron.
En enero de 2025, este hombre de 70 años supo que algo andaba mal cuando su cheque del Seguro Social no apareció en su cuenta bancaria como solía suceder a finales de mes. Luego, “esa semana me di cuenta de que tanto mi cuenta de ahorros como la cuenta corriente habían quedado en cero”.
Informó a su banco en cuanto se dio cuenta, pero “más o menos me dijeron: ‘Bueno, lo sentimos y lo investigaremos, pero son cosas que pasan, ¿sabe?’”. El banco le indicó que presentara una denuncia policial, y así lo hizo. Aun así, nunca recuperó el dinero.
Aaron abrió nuevas cuentas en una cooperativa de crédito cercana, y el cheque del Seguro Social de febrero también fue robado.
“Pensé: ‘Está bien, cuenta nueva, banco nuevo; empezamos de cero’. Pues, para mi sorpresa, los estafadores debieron averiguar dónde estaba y el cheque de febrero llegó y se fue: se llevaron todo ese dinero. Así que durante dos meses no tuve ingresos”.
Con el tiempo, Aaron trabajó con su nueva cooperativa y cambió todos sus números de cuenta y contraseñas. Volvió a recibir sus cheques del Seguro Social. Pero el daño ya estaba hecho.
Deuda por culpa de la estafa
La peor parte de las estafas es que, incluso cuando usted logra detenerlas, el daño puede durar mucho tiempo.
Mientras Aaron intentaba recuperar su dinero, la falta de ingresos lo obligó a usar sus tarjetas de crédito solo para cubrir lo básico. Como a muchos, ya le quedaba un saldo pendiente.
“Tenía que pagar mis tarjetas de crédito, y les estaba pagando menos del mínimo”, dice. “Les enviaba solo $10 al mes, tratando de mantenerme a flote”.
Pasaron los meses y no lograba ponerse al día. Había planeado su jubilación con cuidado, pero no para una situación así.
Empecé a buscar opciones que pudieran ayudarme”, dice. “Mi cooperativa no me dio un préstamo porque mi puntaje de crédito quedó por los suelos cuando empecé a pagar por debajo del mínimo”.
Tomó la decisión de llamar a Consolidated Credit
Aaron investigó agencias sin fines de lucro de consejería de crédito, pero desconfiaba por temor a que lo volvieran a estafar. Su investigación en línea le enseñó algunas cosas: nunca haga pagos por adelantado; revise las reseñas; y busque una empresa con varias décadas de trayectoria (bajo la idea de que debe estar haciendo algo bien, porque la mayoría de las estafas son fugaces).
Eso inevitablemente lo llevó a Consolidated Credit.
“Ellos se encargaron de hablar con mis acreedores. Me propusieron un plan a mi medida, algo que sí podía pagar. Si no lo hubiera hecho, quién sabe… Ya pensaba: ‘¿Qué puedo vender?’. Tengo 70 años y no tengo familia que pudiera ayudarme. Le doy gracias a Dios de que Consolidated Credit estuvo ahí para darme un salvavidas”.
El 2025 pintaba para ser un año terrible para Aaron. Ahora la situación está mejorando.
“Siento el alivio”, dice. “Cuando usted vive del Seguro Social y tiene ingresos fijos, arma su presupuesto cada mes. Sabe cuándo le alcanza y cuándo no. Tengo pendientes médicos y ahora sé que todo saldrá bien. Gracias a Consolidated Credit.”
El robo obligó a Aaron a endeudarse con su tarjeta de crédito. Una llamada telefónica a Consolidated Credit «le lanzó un salvavidas».