Cuando la enfermedad causó que Wanda se retirara antes de lo previsto, su presupuesto no estaba listo para esa transición.
La jubilación o retiro en sí misma ya es uno de los mayores retos financieros que cualquiera puede llegar a enfrentar. Pero ser forzado a un retiro anticipado por enfermedad, puede transformar su mundo financiero en un caos. Los ingresos son limitados y si su retiro es temprano, es muy posible que haya perdido la oportunidad crucial de haber pagado sus deudas. Como resultado, sus cuentas superarán sus ingresos y se trasformará en una lucha diaria mantenerse a flote.
Esa es la situación en la que Wanda se encontró después de una grave enfermedad que la obligó a retirarse antes de lo esperado. Sus finanzas simplemente no estaban solidificadas como para sostener a Wanda sin el flujo de un sueldo constante. Como resultado, Wanda luchó por salir adelante, con sus ingresos que se limitaba a su Seguro Social.
Las finanzas de Wanda eran estables mientras ella trabajaba…
Wanda pasó 20 años trabajando como asistente ejecutiva y secretaria de la Corte en su pequeña ciudad de Ohio, Highland Hills. El dinero era bueno y los beneficios con los que contaba, asistía sus necesidades de atención médica sin ningún problema. Pero a los 55 años, se reunió con un planificador financiero quien le advirtió que su jubilación era incierta. A pesar de sus cuentas 401(k) de ahorros a través de su empleador, los $ 50.000 que Wanda tenía de deuda en sus tarjetas de crédito, puso su futuro en riesgo.
“La mayor parte del dinero se gastó, ya sabe, en cosas – cosas domésticas que necesitaba: sábanas, cortinas, pequeños electrodomésticos y artículos por el estilo. Admito que también había algunas compras hechas por impulso. Si yo veía un vestido que me gustaba, aunque realmente no lo necesitara, me decía: «Hey, quiero eso y tengo crédito, ¿por qué no comprarlo?”
La deuda de Wanda también creció por su decisión de ayudar a sus hermanos…
“No sólo estaba ocupada tratando de cuidar de mí misma, sino que también estaba ayudando financieramente a mis hermanos. Incluso si no tenía el dinero, lo conseguía de una tarjeta de crédito, a través de un adelanto. En el momento en que estaba trabajando, no me parecía que fuera un gran problema. Amo a mi familia y haría cualquier cosa, simplemente cualquier cosa para ayudarlos a salir adelante. Ellos harían lo mismo por mí.”
Wanda dijo basta a las compras diarias con tarjetas…
“No usé mis tarjetas para las compras diarias –ya sea comida, o cualquier cosa que entraba en mi boca. ¿Por qué seguir pagando intereses por los alimentos que comí hace 10 años? Así que nunca cargué comida o dulces, o algo que consumiera. Si no tenía los recursos, no lo compraba. Eso me lo dije a mí misma.”
Sin embargo, incluso sin compras incidentales, los niveles de deuda de Wanda eran peligrosamente altos para alguien que se estaba queriendo retirar. Ella siguió el consejo del planificador financiero y comenzó a trabajar en la eliminación de su deuda.
Primero encontró una compañía que la ayudara…
“Vi un comercial de Consolidated Credit en la televisión. Dudé durante una semana porque mi sobrina había acudido a una compañía de una actividad similar, que no funcionó. Pero después de recibir algunas llamadas más de mis compañías de tarjetas de crédito, me dije a mi misma que no podía seguir así, y llamé a Consolidated Credit.”
Entonces Wanda se inscribió en un programa de manejo de deuda…
Mis tasas de interés fueron reducidas tan bajo como al cero por ciento y un dos por ciento
“Consolidated Credit me puso en un plan de pago que se ajustara a mi presupuesto. Antes de llamarlos, mis tasas de interés eran tan altas que incluso si pagaba unos cuantos dólares por encima de los pagos mínimos, mis saldos así y todo no bajaban casi nada.”
Wanda admite que al principio el programa fue un desafío. Ella tuvo que cambiar drásticamente sus hábitos de consumo para no usar las tarjetas de crédito. Dado que sus cuentas se congelaron tan pronto como se inscribió en el programa, Wanda sintió que el ajuste debía hacer era un poco abrupto, pero no había otra manera para salir de las deudas.
“Me preguntaba cómo iba a hacerlo. Había estado usando tarjetas de crédito desde siempre. Cada vez que quería ir a algún sitio o conseguir algo, lo cargaba en una tarjeta de crédito. Esta pequeña voz del diablo me decía que no podría lograrlo. Pero entonces mi pequeño ángel me decía: ‘¡Muévete!’, dices que quieres que estas cuentas sean pagadas, ¿verdad?”
Entonces el desastre golpeó…
“¡Cuando miro una de mis liquidaciones que era de $ 14.000 y que ahora ha bajado a $ 860, me siento muy aliviada!”
Cuando iban tres años desde que comenzara su programa de manejo de la deuda de cinco años, Wanda sufrió un accidente cerebro-vascular. Ella había planeado retirarse a tiempo a los 67, pero una dura recuperación la obligó a abandonar su trabajo. Ella luchó para hacer el pago en su programa, y estaba decidida a resistir.
“Me negué a ir a la bancarrota. Solo dije: No importa cómo, voy a conseguir que estas cuentas sean pagadas. Estaba demasiado cerca de hacerlo, como para parar. A veces me parecía que nunca terminaría, pero ahora estaré libre de deudas en unos meses.”
Wanda dice que el alivio de estar tan cerca de salir de la deuda es indescriptible. Se le quita una enorme carga de los hombros para poder finalmente seguir adelante el resto de su jubilación.
“Oh, Dios mío, no puedo creer que esté tan cerca de llegar a mi meta. Estoy aliviada mentalmente, emocionalmente, e incluso físicamente. No tengo que preocuparme por las tarjetas de crédito. Puedo dormir por la noche.”
La libertad de no tener deudas es una sensación no fácil de describir…
“A veces, cuando pienso en ello, no puedo imaginar cómo me las arreglé para hacerlo. Sin ninguna ayuda he podido mantener mi casa y vencer estas enfermedades. ¿Qué puedo decir? Dios es bueno.”
Wanda espera el día en que su hermana se retire también. Ellas quieren salir a y viajar por el país juntas.
Pero Consolidated Credit le enseñó mucho…
“Definitivamente aprendí que no necesito crédito para vivir. Admito que no pensé que podría hacerlo, porque he estado usando tarjetas de crédito desde que tenía 21 y ahora tengo 69 años. Todavía siguen llegando envíos de correo de casi cada compañía de tarjetas de crédito, pero simplemente rompo los sobres. He vivido sin tarjetas de crédito durante cinco años y he aprendido a vivir realmente dentro de mis límites y posibilidades. Pago en efectivo por lo que sea que compre”
Lo más importante que el programa me enseñó, es que puedo actualmente vivir sin necesidad de utilizar tarjetas de crédito.
Y tiene algunas observaciones sobre la trampa que las tarjetas de crédito pueden crear.
Cuando usted tiene buen crédito, cada compañía que existe le envía una tarjeta, ya sea que usted la necesite o no. Pero piense dos veces antes de tomar conocimiento de las ofertas que vienen en el correo. Cuando estaba endeudada estaba leyendo una de las declaraciones de la tarjeta de crédito. Decía: ‘Si continúa pagando esto, su deuda será pagada en 15 años’ ¿Quiénes en el mundo querrían pagar una deuda por 15 años de su vida?”
Wanda también tiene algunos consejos para cualquier persona en una situación similar…
“Haga su tarea. Encuentre una empresa de renombre y llámelos. Si no hace nada más, logre consolidar esas cuentas. Entonces pague todo, y así podrá dormir en la noche. Antes de haber consolidado, no dormía. Pero una vez que llamé y comencé con el programa, me dio un sentimiento de alivio. Usted no se aliviará hasta que no haga algo por su deuda.”