Abrumada por el estrés de la deuda, Paula recurrió a Consolidated Credit para que le ayudara a tomar el control
Los problemas financieros causados por las tarjetas de crédito a menudo encuentran la manera de apoderarse de sus pensamientos. Cuando los saldos de sus deudas son altos y los pagos mínimos no parecen reducir mucho lo adeudado, es fácil sucumbir al estrés financiero hasta el punto de volverse “loco” o “loca”. Seguramente se pregunta si alguna vez pagará todo lo que debe, y por cuánto tiempo más se podrá mantener haciendo malabares para pagar sus facturas. Entonces usted comienza a no poder dormir bien, no puede concentrarse en el trabajo, y su paciencia con amigos y familiares comienza a agotarse.
Usted necesita una solución.
Esa es exactamente la situación en la que Paula se encontraba alrededor del año 2006. Entre el cuidado de su padre y el tratar de mantener el hogar a flote, Paula sintió que su control financiero se iba desvaneciendo lentamente.
“Como consejera de salud mental sé cómo es cuando la gente sufre emocionalmente. Y cuando me consumí por las deudas, yo estaba ahí.”
Los retos de Paula comenzaron cuando su padre se enfermó
A finales de los 90, Paula regresó a Virginia. Necesitaba cuidar a su padre luego de que se enfermara, porque él ya no podía hacer todo por sí mismo. Ella además, también asumió todas sus obligaciones financieras, impuestos, agua, cable y todas sus otras cuentas.
Pero a pesar que Paula era la única que trabajaba allí, sus hermanos querían su parte del hogar.
“Tomé una nueva hipoteca en la casa para pagarles a todos ellos, como así también algunas de mis facturas de tarjeta de crédito. Pero entre mis cuentas y las cuentas de mi padre y la nueva hipoteca, se volvió una situación abrumadora. Utilicé entonces mis tarjetas de crédito, como un amortiguador para poder pagar las facturas a tiempo.”
Paula reinició con la refinanciación
En 2006, Paula refinanció la deuda de la casa nuevamente. También usó el dinero para pagar sus tarjetas una vez más. Sin embargo, su presupuesto aún no era estable. Paula aún se apoyaba en las tarjetas de crédito, para compensar la falta de ingresos. Como resultado, su situación pronto se deterioró otra vez.
“Sólo estaba haciendo pagos mínimos en mis tarjetas y las tasas de interés estaban cerca del 20 por ciento. Mi salud emocional estaba en ruinas, y apenas aguantaba.” – Paula, cliente de Consolidated Credit Share on XPaula dice que la falta de progreso pagando sus saldos fue uno de los desafíos más frustrantes que haya enfrentado. Los altos cargos de intereses simplemente no la dejaban hacer un avance significativo.
Muy tarde una noche, cayó la gota que colmó la copa
“Yo estaba sentada en mi computadora organizando mis facturas y era demasiado. Empecé a llorar y no pude hacer más nada. Aunque estaba esforzándome tanto y quería pagar mis cuentas, no había manera que pudiera hacerlo por mi cuenta.”
Después de investigar un poco, Paula llamó a una empresa de consolidación de deudas.
“El consejero con el que hablé fue maravilloso y me hizo sentir mucho mejor. Tenía mucho miedo a que me estafaran, pero él fue muy paciente conmigo y contestó todas mis preguntas.”
Al final de la llamada, Paula se sintió mejor porque pensó que tenía un plan que parecía realmente que podría funcionar.
El alivio duró muy poco
Otra empresa de consolidación de deudas compró la compañía que le había ofrecido a Paula su plan. Cuando trató de comunicarse con ellos, los teléfonos estaban desconectados. Más tarde comprobó que de su cuenta bancaria habían extraído $1,000. Sin embargo, sus acreedores nunca recibieron pago alguno. Rápidamente se hizo evidente que la nueva compañía era una estafa.
Paula pasaba sus días y noches haciendo llamadas telefónicas para ver si podía recibir ayuda. Su estrés se agravó aún más, cuando sus acreedores comenzaron a llamar sobre sus pagos no efectuados.
“Estaba tan molesta y enojada, pero no tenía a nadie con quien hablar. La única gracia salvadora era que el consejero que me había ayudado inicialmente, me había proporcionado su número de teléfono celular personal. Me sentí mal llamándolo, pero no tenía ningún otro sitio donde acudir. Era la única persona en la que confiaba y sabía que podía contar con él.”
El consejero no estaba con la compañía que se suponía debía dirigir su plan. En lugar de eso, se había unido al equipo de consejeros de Consolidated Credit. El consejero recordó bien la llamada.
“Ella estaba muy conmocionada porque su situación financiera estaba en muy mala forma, aunque ella había tratado de hacer lo correcto. No fue su culpa. Así que colecté su nueva información y se inscribió en Consolidated Credit.”
Ahora Paula tiene una solución y está más tranquila
Paula se registró en el programa de manejo de deudas de Consolidated Credit. Ella hace solo un pago mensual que se distribuye entre sus acreedores según lo acordado. Las llamadas de los acreedores se detuvieron, sus saldos de tarjetas de crédito se dirigen a cero, y nuestro equipo de consejeros le ayudó a elaborar un nuevo presupuesto. De esta manera, una vez que Paula salga de la deuda, podrá quedarse así esta vez.
“Ha sido genial trabajar con Consolidated Credit, y eso es una cosa menos en la que tengo que preocuparme. Ya no tengo que estar estresada por mis deudas. Eso es un gran alivio.” – Paula, cliente de Consolidated Credit Share on X