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Ganadora de concurso cuenta su experiencia con las deudas

Ganadora de concurso consolidated

Yo crecí en una familia con un solo sueldo y ocho hermanos durante el tiempo en que era posible sobrevivir con un ingreso. Por lo tanto, estaba acostumbrada a una existencia humilde. Mi única aspiración era cumplir con el sueño americano: una casa, una familia y un automóvil. Mi primer matrimonio fue en 1989, seguido por el nacimiento de mis dos hijas.

Por esa época la situación era tal, que se necesitaban dos ingresos para lograr el sueño americano. Para lograrlo, tuve la suerte de obtener un trabajo bien pago con una compañía del Fortune 500. Luego, después de 10 años de matrimonio, nos convertimos en una estadística. Pasé a ser una madre soltera de dos niñas con un padre ausente. Poco después, empezó mi vida a crédito, pero de alguna manera logré comprar mi propia casa en 2004. 

Mi segundo matrimonio ocurrió en 2005. Los dos estábamos endeudados de nuestros anteriores matrimonios fallidos, pero ahora con dos ingresos, la perspectiva de librarnos de las deudas se veía al alcance. Acordamos un plan para acabar primero con la deuda de mi marido. Mala idea. Para mi horror, llegado el momento, quedé abandonada tan pronto quedaron pagadas sus deudas

Mi única opción era declararme en bancarrota

Desesperada por quedarme con mi casa mientras que al mismo tiempo criaba a dos hijas adolescentes sola, sobrecargué mis tarjetas de crédito. Para empeorar las cosas, recurrí a los préstamos sobre mi salario, y la pesadilla se hizo más intensa. Mi nivel de estrés estaba en su nivel más alto, “pidiéndole prestado a Peter para pagarle a Paul”. Logré enterrarme hasta el cuello y sin salida. Ya no sabía a quién acudir. Mi única opción era declararme en bancarrota – o eso fue lo que pensé. 

Por suerte escuché acerca de Consolidated Credit Counseling (CCC) y decidí recurrir a ellos para obtener ayuda. Fue lo mejor que hice. Por primera vez en mucho tiempo, sentí que tenía un verdadero aliado de mi lado. Fueron muy profesionales y amables desde el principio. Gracias a que CCC me ayudó a consolidar mi deuda, fui capaz de comenzar el largo proceso para salir de la rutina que creó mis circunstancias. Sentí como si el peso del mundo fuera retirado de mis hombros. ¡Qué alivio!

Se cerraron todas las cuentas de mis tarjetas de crédito, y aprendí a vivir dentro de mis posibilidades, comprando usado y obteniendo descuentos. Viví sin lujos y cociné comidas caseras, llevando las sobras para el almuerzo. Monté en autobús para ahorrar gasolina y reducir el desgaste del automóvil. Fui capaz de conservar mi casa y pagar totalmente mi automóvil. Estoy contenta de poder compartir el verdadero significado de la Navidad, pasar tiempo con familiares y amigos, en lugar de meterme nuevamente en deudas. Los únicos regalos que voy a comprar son para mis dos nietos y no serán nada extravagantes.

Ahora estoy en los últimos 3 meses de un programa de 5 años. Finalmente puedo ver esa luz proverbial al final del túnel, y no hay una sensación superior a esa. Mi Navidad este año será feliz y tranquila, sabiendo que pronto estaré libre de deudas una vez más. Mejor aún, ahora puedo avanzar prepararme para la jubilación, concentrándome en pagar mi casa y en construir mi nido de jubilación. Muchas gracias, CCC. ¡Les debo una enorme “deuda de gratitud!” 

Feliz Navidad y lo más importante, un “próspero” año nuevo para todos.